CONGREGAZIONE  DELLE  “SORELLE  DELL'IMMACOLATA”
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Casa madre y curia general en Miramare

«Jesús Sacramentado María Inmaculada la Iglesia los Pobres, son nuestro ideal, deben llenar nuestra vida; nos harán alcanzar la santidad y el paraíso ».

don Domenico Masi

El Fundador: don Domenico Masi

Las Sorelle dell’Immacolata (Hermanas de la Inmaculada) fueron fundadas por un sacerdote de Rímini, don Domenico Masi (1880-1964).  Estos son los rasgos fundamentales de su figura y de su apostolado

Domenico Masi nace el 21 de abril de 1880 en Monte dei Morolli, situado en la localidad de San Clemente, en las colinas de Rímini, y el día después es bautizado en la Iglesia parroquial de Sant’Andrea in Casale. Los padres son campesinos y el padre espera que el muchacho, despierto y con una gran inspiración para los negocios, le ayude pronto a trabajar en los campos. En cambio, con once años, Domenico deja su casa y sus compañeros de aventuras para entrar en el Seminario de Rímini.
El 17 de junio de 1905 es ordenado sacerdote por el Obispo de Rímini, Monseñor Vincenzo Scozzoli, y su primer encargo pastoral es el de capellán en Santa Maria in Cerreto, en la zona de campos de Rímini.



En aquel periodo el enseñamiento escolar en las zonas rurales estaba descuidado por la falta de escuelas, pero también por las exigencias concretas de la población que prefiere que sus hijos se centren en las labores del campo o en los asuntos de casa, antes que permitirles aprender a leer, escribir y  calcular.  Pero don Domenico también convence a los padres más reacios para que le confíen a sus hijos y suple la falta de las aulas con la sacristía de la iglesia, decorándola con medios improvisados.  Se encarga de todos los gastos para garantizar una enseñanza a los hijos de los campesinos.


 Desde Santa Maria in Cerreto se traslada a Serravalle di San Marino donde continúa, con un creciente entusiasmo, su actividad de capellán. Aquí, don Domenico descubre una nueva vocación que le verá implicarse a continuación:  la de la empresa. Con un equipamiento rudimentario imprime dos periódicos pequeños: Granellini d’oro y Pagliette d’oro. Las dos publicaciones, con toda su simplicidad, se convierten en instrumentos importantes para sugerir sabias enseñanzas y ofrecer consejos inspirados no solamente por el Evangelio, sino también por diferentes acontecimientos de la vida cotidiana.

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En 1911 don Domenico vuelve a ponerse la divisa, como capellán militar, en la guerra en Libia. Entre los que luchan está el hermano, el amigo de todos y, para cada uno, sin distinción de grado ni de condición social, tiene una buena palabra o un gesto generoso. Al retornar de la misión de Libia reanuda su apostolado, siempre como capellán, en la parroquia de Coriano. Su misión sacerdotal le lleva a seguir el oratorio femenino dirigido por las monjas del Istituto delle Maestre Pie (Instituto de las Maestras Pías) en Rímini.  Un lugar donde las muchachas de la zona transcurren el tiempo libre con actividades recreativas, aprendiendo algún trabajo útil o estudiando.


Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, don Domenico vuelve a ponerse la divisa, en el cuerpo sanitario, con el grado de sargento. Promete a los soldados moribundos y en especial a los padres de familia en condiciones de miseria absoluta que se interesará por sus hijos. De hecho, el 21 de enero de 1917, envía a Coriano a la primera huerfanita, Erminia di Giusto, confiándola al Oratorio y rogándole a las monjas que dieran a la pequeña toda asistencia y consuelo. Este es el humilde comienzo de la obra de don Domenico con los niños que se han quedado sin padres. Don Domenico también padeció la experiencia de la reclusión: fue internado en el campo de Rastad, en Alemania, donde padeció enfermedades y todo tipo de privaciones.



De regreso a Coriano en 1919, don Domenico Masi pone su “don” natural por los asuntos humanitarios (algo ya manifestado en los años de su infancia) al servicio de la caridad, ocupándose generosamente de los huérfanos y de las huérfanas de guerra. La comunidad de Coriano es cada vez más numerosa, pero sus huerfanitas no gozan de buena salud. Los médicos dicen que necesitarían el mar, pero don Masi no tiene suficiente dinero para pagar una colonia. Sin embargo, su rebosante caridad le sugiere la solución.

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Cuando don Domenico Masi llega por primera vez a Miramare, en el lejano 1921, en la localidad hay pocas casas, ningún servicio y ninguno de los numerosos hoteles de la actualidad. El sacerdote llega todos los días desde Coriano, en compañía de las niñas huérfanas y, después de pasar el día en el mar, regresa a su región. Cada día se forma una comitiva “extraña”: un carro conducido por el hermano, las  niñas, las monjas y al fondo él, de pie con una pesada mochila. Es un pionero: se ha inventado las “estancias diarias terapéuticas” para que sus asistidas puedan respirar el aire puro del mar.


Poco a poco en Miramare surge una nueva realidad: una iglesia, antes inexistente, un orfanato, un ambulatorio, y otras muchas cosas. Cuando las Maestre Pie (Maestras Pías) ya no pueden garantizar la asistencia a las niñas, funda la nueva congregación de las Hermanas de la Inmaculada.  

Entre 1926 y 1945 realiza en varios centros de Rímini residencias para la tercera edad, casas religiosas y otras obras asistenciales, que deberá reconstruir después de la Segunda Guerra Mundial.  Para ayudar a los jóvenes y los operarios abre una tipografía (donde imprime su Ramoscello d’Olivo), una carpintería y una fábrica de baldosas. No duda en poner al servicio de la caridad su capacidad natural de iniciativa. Siempre está listo para ayudar (también con las firmas sobre las letras de cambio) a quien se le acerca pidiendo ayuda.

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Después de dos años de sufrimientos, don Domenico vuelve a la casa del Padre el 1 de abril de 1964. Su obra es continuada por las Hermanas de la Inmaculada que lo veneran como un santo. En 2011 la diócesis de Rímini inició los trámites para su beatificación.

Su existencia fue un testimonio de fe, un vivir diario del radicalismo del Evangelio, pero lo que más le distingue fue su “enloquecida” caridad, surgida por el abandono con confianza e incondicionalmente a Dios; una caridad que dirigió, preferentemente, a los niños acogiendo, sin embargo, todas las llamadas que le llegaban de las múltiples miserias humanas del cuerpo y del espíritu.
 

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Congregazione delle Sorelle dell'Immacolata Casa Madre e Generalizia
Via Marconi, 34 - 47924 Miramare di Rimini
tel. +39.0541.375482 - email: info@sorelledellimmacolata.org

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